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Los viajes de antaño, los resumo en una sola entrada, eran tiempos en los que, si alguna vez llevabas una cámara de fotos, era por puñetera casualidad, y en el mejor de los casos hacías unas pocas fotos y a correr...¿Qué era eso de hacer fotos? ¿para qué?
Abril de 1978
Teníamos motos de campo, y alguna inquietud viajera, mi amigo Pepe "Chorques", con su Ossa Desert Phantom 250 cc. Yo, con la Bultaco Frontera GM 370 cc. Eran días de semana Santa, cuando en ésa época se respetaba "si o si" el sentido litúrgico, hasta el dia de Resurección, de tal forma que en el pueblo no habia mucho que hacer. ¿Nos largamos al sur en moto?, -pensamos-, hecho, ¿a donde?, pues a Almeria o a Málaga, y cuando veamos que los tacos de las cubiertas se van alisando, nos volvemos -eso pensamos-, así que, carretera y manta. Cuando llegamos a Murcia, hicimos recuento del presupuesto que disponiamos, claro, allí nos tuvimos que quedar si queriamos comer esos tres o cuatro dias que nos habiamos tomado. Nos tragamos todas las procesiones habidas y por haber, nunca he presenciado tantas -eso sí, con los cubatas en la mano-. Recuerdo que algunos nazarenos dejaban sus filas en la procesión para recriminarnos en nuestra actitud. Coño, les decíamos, si nos han dicho que ésta es, "la procesión de los borrachos". Vaya tiempos aquellos...
Coincidimos allí con un grupo de valencianos, unos moteros y otros no, recuerdo al que llevaba una Ducati Vento, hicimos peña y así pasamos los días...
Con la Ducati Vento, creo que era de 350 cc ¿los cascos?...Yo siempre pensé que eran para el frio.
Abril 1979 - Viaje a Marsella
Ponte música, anda...
También eran fechas de "Las Pascuas", claro se juntaban varios dias de vacaciones y los aprovechamos para escaparnos. Tenia yo la Ducati, no mucho tiempo, y pensamos ir a probarla. AHORA VENGO, dije en casa, bueno volví a los tres dias ¿o eran cuatro? ¡Qué afición tenia yo a esa frase!, cuando mi madre me queria decir ¿adonde vas? Yo ya había metido primera y habia desaparecido.
Recuerdo que "Chulvi, mi paquete", le dijo a su novia -estabamos en Anna-, yo también me voy. ¡La moto o yo! -le dijo ella-; Nunca más volvieron a salir juntos.
La idea, en principio era ir a Tarragona o por ahi, para probar la moto como he comentado antes, encontrar algún camping, hacer una o dos noches y "pa casa". Pues ya que estamos aqui, -pensamos-, nos acercamos a Barcelona y visitamos a un amigo, Luis. Nos presentamos sin avisar ¿cómo ibamos a hacerlo?, sólo alguien tenía el número de teléfono y ya en Barcelona, desde una cabina, le advirtió que estabamos en la ciudad. Nos acogió en su casa, tanto él como su madre, nos dieron a cenar y cobijo, -que bién nos vino esa cama -. En aquellos tiempos, las motos eran auténticos hierros, cuando bajabas de la moto -despues de un par de horas encima-, te pasabas media hora con las piernas temblando de las vibraciones.
En la foto, de izquierda a derecha: Manolo, el Chulvi, el Chinito y yo.
En un área de servicio.
En la foto, de izquierda a derecha: Manolo, el Chulvi, el Chinito y yo.
En un área de servicio.
Despues de desayunar, -pensamos de nuevo-, pues ya que estamos aqui ¿por qué no vamos a Marsella y le hacemos una visita a Carmen -era/es una chica, de padres españoles que veraneaba en Enguera, nuestro pueblo-, pensamos que, tanto ella como los padres se alegrarian de ver a unos paisanos por alli, por "La Franch", no hará falta recordaros que en esos años los teléfonos móviles no estaban todavia inventados.
Pasar la frontera para ir a Francia fue toda una odisea porque uno de nosotros no llevaba el DNI en vigor, habia, por tanto, que volver a un puesto de la guardia civil, y solicitar un permiso provisional. En La Junquera, se hicieron los trámites. Yo, como ya habia pasado a la parte francesa, me toco volver a España y al rato volver a pasar. Mosqueo de los guardias fronterizos, no sé si era por eso o por lo puesto de "canutos" que íbamos, eso sí, unos mas que otros, ¡eh Manolo!...Eran otros tiempos, sí.
Era el segundo dia de ruta, por fín llegamos a Marsella, qué buen recibimiento y qué sorpresa se llevaron, estabamos en los cierto, ver por aquellos lares a paisanos aflora mucho la emoción. Nos dieron cobijo y buen yantar. Que buenos recuerdos tengo... No tan buenos de la noche, porque Carmen y su hermano que quisieron hacer de buenos anfitriones nos llevaron a una discoteca en Marsella, y ahi si podiamos haber tenido problemas, nos veian los lugareños (useasé los gabachos), como cebo propicio para sus ganas de bronca, y encima nuestra indumentaria, que no era otra que la que habiamos llevado en la moto, parece que les invocaba "pelea", bueno, estamos tan cansados que si nos soplan nos caemos... No respondimos a sus provocaciones y ahi acabó todo.
La Vuelta a casa fue la peor que recuerdo, ya salimos lloviendo de Marsella, y con relativo frio, asi que debajo de nuestras ropas llevabamos "períodicos"...os acordais de esto, ¿no?. Con lluvia y frio, llegamos de noche a Perpiñan, con mas hambre que cascorro. Francos, -leáse moneda francesa, antes del euro- no teniamos nada mas que para una cerveza, si acaso fuera de litro. Yo llevaba en la mochila un par de bocadillos, a esas alturas del viaje, mas duros que los pies de Cristo. Nos hacia falta una cerveza, era vital, así, nos metimos en un garito, que resultó ser un puti-club, joder cuando pedi una cerveza de litro como pude con mas señas que un urbano -qué metido estoy en la época, "urbano"-, casi nos linchan. Al final conseguimos cerveza, supongo que latas y le dimos adiós a los pocos francos que nos quedaban. Puse los dos bocadillos que llevaban en la mochila dos dias y pico, sobre el asiento de la moto, y bocao uno, lo deja, bocao otro, lo deja, y asi, hasta llenar algo los estómagos. Qué bien nos sentaron , razón tiene el dicho : "pa´l hambre no hay pan duro"
Continuamos viaje de regreso bien entrada la noche y lloviendo a cántaros y, menos mal, en los Pirineos, pero en la parte española, paramos no recuerdo porqué y al intentar de nuevo arrancar mi moto, no hubo forma. Asi que a través del SOS nos tocó esperar la grua en plena autopista y aquello que caía no era agua, era agua-nieve ¿qué mas daba ya, íbamos empapaos!. Al ser de noche y, lógicamente estar todo cerrado, nos dejo en un Garaje donde se encontraba el vigilante nocturno, con su estufa de leña encendida. Qué alivio cuando lo vimos. Vaciamos nuestras botas del agua que llevaban dentro, escurrimos la ropa interior -aquellos calzoncillos blancos de algodón y la camiseta afelpada de la época, contenian restos de tinta, -ah claro los periodicos se han desecho por el agua -vaya pringe-. Despues de tender la ropa alrededor de la estufa, no dispusimos a entrar en calor nosotros mismos agolpados alredor de la fuente de calor. Recurdo una sensación interna que me decia: esto sí es aventura. -. Nos veíamos alli el resto de dias de fiesta, -pues al dia siguiente era fiesta y los talleres estaban cerrados, nos advirtio el vigilante-. Vaya PASCUAS que vamos a pasar, nos deciamos -aunque yo en el fondo, tenía la sensacion de que estaba viviendo una aventura, estaba disfrutando hasta de la adversidad. Y sorpresa, despues de un par de horas alguien se acerco a mi Ducati, le dio al boton de arranque y se puso en marcha, al parecer se habia mojado la bobina del motor de arranque y claro, en cuanto se secó, funcionó perfectamente. Asi que sin pararla nos vestimos con la ropa todavia mojada y para Valencia. No paró de llover en todo el viaje. Marsella-Enguera lloviendo ¿De donde vienes con el agua que está cayendo, me dijo mi madre? De ahí, dije yo...
Agosto 1980 - Viaje a Toledo
Agosto en Enguera, mas aburrido que una ostra, me largo, ¿donde vas, que yo me voy contigo? me diria Manolo "Toleano", y no sé si por similitud de nombre o qué, lo cierto es que tomamos rumbo a Toledo. ¡Ah la Mancha!, recorrerla en moto es distinto, aunque sea el mes de Agosto y todo parezca un secarral. No lo es, en moto no lo es, todo es distinto, maravilloso.
Cuando vi los molinos me senti Quijote y mi moto, -mi montura-, la del Hidalgo...
En plena llanura y en una gran recta, un fuerte ruido me hizo dejar de dar gas, y estrujar los frenos, cuando volvi a abrir gas la moto no respondia, claro la cadena de transmisión habia saltado por los aires y la habíamos dejado por allá atrás. Lo que sigue se puede imaginar, o no. Mi colega se queda con la moto jodida, yo en auto stop voy al pueblo mas cercano en busca de un mecánico, localizo un talller y me dice que para esa moto no tiene juntas de cadena, que es una moto muy grande, -imaginaos-. Cuando ya me iba del taller desmoralizado, me dice: Aquí en el pueblo hay un puesto de la guardia civil de tráfico, quizas ellos tengan repuestos ya que las Sanglas, montan supongo la misma anchura de cadena. Dicho y hecho, alli fui yo a pedir a los guardias de tráfico una junta de cadena, me miraron con cara sorprendida pero en aquellos tiempos se enrollaban muy bien con los moteros, muy bien si, me dieron una junta y volvi al taller con la intencion que el mecanico me acompañara a donde tenia la moto. Pues no, no puedo dejar el taller solo, asi que me tendras que traer la moto aqui y te soluciono el problema. No tuve mas remedio que volver, esta vez en taxi, porque no me subia ni dios, al lugar donde mi amigo me esperaba casi desidratao. Cogimos la moto del manillar y no se cuantos km la arrastramos pero me parecio una eternidad, -agosto, medio dia y en la Mancha-. Esas rectas con cambio de rasante que de lejos parecia que al llegar a la cresta seria pan comido, pensabamos: al llegar allí, nos subimos a la moto y, como ya es pendiente, la inercia nos baja, ¡los cojones!, no existía ésa tal pendiente cuando llegábamos allí arriba. A mitad del recorrido vimos una caserío, allí nos dieron de beber, aún sin pedir agua, porque tan secos íbamos que no podíamos pronunciar palabra.
Llegar al pueblo y solucionar la averia fue todo uno. Podíamos continuar el viaje, y si no había ningún otro contratiempo aún llegábamos de dia a Toledo, como así fue.
Ropa de moto, ¿habia?
Os acordais cuando recien sacado el carnet de conducir era obligatorio llevar detrás del vehículo la placa de 80, -Ahora tenemos la L-. El único recuerdo gráfico que tengo de esa señal me la muestra el burrito de la imagen.
En Toledo buscamos un camping, y la última sorpresa, al vaciar mi mochila, toda la ropa estaba pegajosa. ¿Qué coño es ésto? -me pregunté-. Con el calor del medio día, la botella antipinchazos había estallado dentro de la mochila y lo pringó todo de pegamento. Desde entonces la llevé siempre en el exterior, en un soporte cogido al chasis de la moto, para que le diera bien el aire y no tuviera tentaciones de estallar.
La vuelta a casa la recuerdo sin novedad. La Ducati siempre me dejaba tirado, pero al final, conseguía llegar a mi destino y de vuelta a casa, que es lo importante.
AÑO 1991? - Viaje a Madrid
Un salto en el tiempo. Motos de ciudad -urbanita-. De campo, -dominguero-. Llegó la CBR pero...
Estas salidas eran distintas, mucha más velocidad, mas seguridad, mejor mecánica, mas frenada, etc. Pero ya no era lo mismo...con el tiempo hay que volver a VIAJAR, pensaba yo...
Con mi amigo Josevy -con "y" griega, eh- y otros colegas, en Madrid. Vísperas de un Gran premio en el circuito del Jarama.
En el super... de compras?
Llegada a Valencia. A esta foto le tengo un gran cariño, el padre de Josevy -gran aficionado a las motos- aunque no sale en la foto, estaba allí, esperándonos y, al mirarla yo, lo veo.